domingo, 29 de noviembre de 2015

El FILANDÓN de noviembre.


Historia entrañable de La Mata de Monteagudo-León, contada por Encarnación Álvarez  Gómez  abuela  de  Daniel Rodríguez Puente.



Yo soy de un pueblo llamado La Mata de Monteagudo, en la provincia de León. Cuando yo era muy pequeña, justo después de acabar la guerra civil, se presentó en el pueblo un muchacho muy joven que venía muy mal vestido y pedía comida o trabajo. Mi padre le mandó pasar a casa, le dio de comer y también ropa.

El muchacho era de Sama de Langreo ( en Asturias) y se llamaba Manuel Álvarez Terente. Se quedó con nosotros en casa varios años. En el pueblo aprendió a leer y a escribir e hizo la primera comunión.

Realizaba , como todos los de casa, las tareas del campo y con los animales. Mis hermanos y yo (en total seis ) le queríamos mucho, y él nos trataba como si fuera nuestro hermano mayor.

Se fue cuando tuvo que ir a la mili y todos lloramos mucho cuando, después de terminar la mili, vino al pueblo a despedirse para volver a Asturias.

Mi madre, de lo único que se quejaba, era de que, casi el mismo día que las estrenaba, rompía las alpargatas de esparto que ella había de coser de noche.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Filandón- Noviembre

Difícil funeral en VALDERRUEDA
Noticia aportada por Eva Martínez Prieto, hija y nieta de vecinos de este pueblo.Nieta de Mª Cruz Domínguez.

http://www.leonoticias.com/frontend/leonoticias/El-Dificil-Funeral-De-Jacinta-vn166353-vst469


LEYENDA MORA DE LA PRESA CERRAJERA 
aportada por Silvia Martínez Berjón, hija y nieta de vecinos de este pueblo.

Según cuenta la leyenda, la Presa Cerrajera se construyó a principios del Siglo XI.
Tras la muerte de Almanzor en el año 1.002 y el desmembramiento del Califato de Córdoba, entre los años 1.030 a 1040, por las continuas luchas entre diferentes familias pudientes, fueron muchas las familias mozárabes que abandonaron los territorios árabes y emigraron al Reino de León, asentándose en esta extensa ribera del río Órbigo; como las familias de Alíatar y Zaida, dos jóvenes moros.
Alíatar pertenecía a la familia de los abencerrajes. Había nacido en Sevilla, a orillas del Guadalquivir,  pero su familia se trasladó a vivir a un pueblo de Villaviciosa de la Ribera. Su padre era el “alamín” o gobernador de la zona. Alíatar estaba al frente de una explotación para extraer oro del Órbigo y de las tierras cercanas.

Zaida era una joven nacida a orillas del Darro y criada en Los Carmenes de Granada, pero su familia se había trasladado a vivir a un pueblo que, en honor a su belleza, tomó el nombre de Villazaida. Ella era hija del alamín de esa zona, situada unos 50 Kms. más al sur del pueblo de Alíatar. Alíatar soñaba con una bella joven. Un día emprendió un largo viaje por las orillas de Órbigo, contemplando los espesos bosques que formaban bellos paisajes. Cabalgando en su corcel, Alíatar llegó a Villazaida. Allí vio por primera vez a Zaida, quedó prendado de su belleza y creyó haber encontrado a la mujer de sus sueños. 
Pero Zaida no se decidía a corresponder a este amor, por lo que Alíatar tuvo que viajar varias veces a Villazaida hasta que un día decidió declararse a su amada. El padre de Zaila, no estando aún seguro del noble interés del amor de Alíatar, quiso ponerle a prueba y le impuso una condición casi imposible: “El día que el agua del río Órbigo pase por delante de mi puerta, mi hija corresponderá a tu amor”.
Esta condición era casi imposible de cumplir porque Villazala dista 2 Kms. del Órbigo y está situado más alto que el nivel de sus aguas.
Alíatar volvió a Villaviciosa pensando en cómo llevar a cabo dicho proyecto. Se lo comentó a su padre y éste se puso en contacto con los “agrimensores” o entendidos en la materia.
Pidieron ayuda a los labradores de la zona, pues necesitaban que les cediesen terrenos y les ayudasen con su mano de obra. A cambio podrían regar sus tierras con el agua de la nueva presa. Este fue un tema polémico, ya que algunos pueblos no cedieron sus terrenos, sino que los vendieron. Los pueblos que vendieron sus tierras para el paso del agua tenían que pagar un tributo para poder regar con ella, tributo del que estaban exentos los pueblos que las habían regalado.
Alíatar, al ver que el proyecto marchaba bien, volvió a hablar con el padre de Zaida y le pidió que le considerase hijo suyo en el momento que el agua pasase por allí. Zaida, reacia al amor de Alíatar en un principio, ahora no dormía y los días se le hacían largos sin las visitas de su amado. Se arrepentía de haber consentido que su padre le impusiese una condición tan dura y tenía miedo de perderle si no conseguía aquel milagro.
Todas las mañanas Zaida se asomaba a su ventana con la esperanza de ver el agua pasar y a su amado esperándola. Un día, cuando mayor era su desesperación, al asomarse a su ventana admiró con gran alegría y emoción el agua, pura y cristalina procedente del Órbigo, que corría a los pies de su casa.
Después vio venir a su amado con su familia y un lujoso cortejo. La boda de Alíatar y Zaida se celebró con grandes festejos y los pueblos también celebraron con alegría que por fin podían regar sus campos. La hermosura de una mujer y el amor de un hombre transformaron el Páramo erial en una frondosa Ribera.
Éste, cuentan que fue el origen de la Presa Abencerrajera, que tomó este nombre en honor a la familia de Alíatar, perteneciente a los ilustres Abencerrajes y que actualmente conocemos como Presa Cerrajera. Asimismo, el pueblo donde vivía Zaida, Villazaida, ahora se denomina Villazala.
La Presa Cerrajera nace como afluente del río Órbigo, en Villanueva de Carrizo y, durante los 40 Km de su recorrido pasando Alcoba de la Ribera, Sardonedo, Santa Marina del Rey, Villavante, Acebes del Páramo, Huerga de Frailes, Santa Marinica, Villazala y Valdefuentes del Páramo, aportar verdor y riqueza a las tierras por las que pasa, depositando de nuevo sus aguas a dicho río al sur de Azares del Páramo.
Los molinos que se construyeron en la presa (en el Siglo XVIII se contabilizaron 32), junto con el ganado que pastaba los extensos prados regados por esta y la agricultura, fueron la base de la economía de estos pueblos hasta hace poco.
El caño de Villazala